Roman Polanski fue el indiscutible protagonista de la clausura de la Berlinale a pesar de su ausencia forzosa. El cineasta, que recibió el Oso de Plata como mejor director por su película The ghost writer , sigue bajo arresto domiciliario en Suiza. El premio a Polanski oscureció el Oso de Oro para la mejor película, entregado a la turca Bal, del director Semih Kaplanogu.
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domingo, 21 de febrero de 2010
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